Líderes nativos de Megantoni: “El equipamiento de nuestras postas médicas debe ser prioridad”
Redacción: Janet Lobo
Las comunidades nativas y asentamientos rurales del distrito de Megantoni, provincia de La Convención, en Cusco, permanecen en alerta ante el avance de la pandemia por la COVID-19. Una situación que preocupa cada vez más a la población, ya que los dos centros de salud y las 14 postas médicas que existen no están preparadas para enfrentar a este virus. La falta de medicinas y de personal médico ha evidenciado el abandono en que se encuentra el distrito que, paradójicamente, es considerado el más rico del Perú, de donde se extrae el gas de Camisea.
Un distrito, donde la mayoría tampoco cuenta con los servicios básicos (agua potable, desagüe y luz), y tiene altas tasas de desnutrición y anemia en niños y niñas, según el Minsa. Ahora, se enfrentan a un nuevo enemigo y la situación empieza a complicarse. Como dicen, solo les queda cerrar sus fronteras con el fin de evitar el ingreso de extraños y exponerse al contagio.
Radio Quillabamba conversó con líderes de cinco comunidades nativas machiguengas y yine, quienes sostienen que la falta de información, en sus idiomas originarios, ha sido una de las causas principales para el incremento que hoy asciende a 326 casos positivos, según el reporte de la Red de Servicios de Salud La Convención. La poca difusión de algunos mensajes traducidos por el Ministerio de Cultura no ha sido suficiente, pues no todos cuentan con medios de comunicación para informarse, mientras que las canastas con víveres que han empezado a repartir solo calma momentáneamente, pero no soluciona el problema de raíz.
“Si queremos buscar responsables debe asumir el Ministerio de Salud”
Renan Gonzales es teniente gobernador de la comunidad nativa de Miaría, donde se registra la mayor cantidad de casos positivos (220). La autoridad contó que la población ha empezado a tomar conciencia ante la gravedad de esta enfermedad y que se está respetando las medidas de seguridad; sin embargo, considera que no basta con cerrar el paso, pues el contagio se puede dar a través de los alimentos que ingresan desde la frontera con el distrito de Sepahua, jurisdicción de Ucayali, a dónde son derivados los casos graves, como sucedió con dos comuneros que fallecieron posteriormente en dicha localidad que cuenta con un mejor establecimiento.
Asegura que hay desconfianza de las pruebas rápidas, pues hay personas que han tenido dos resultados diferentes; “dieron positivo en Miaría y en Atalaya, negativo”. Con pocos medicamentos y los únicos tres balones de oxígeno que hay en el establecimiento dicen no sentirse seguros. Por eso, han encontrado en la medicina natural una alternativa, utilizando plantas propiamente de la zona como el matico, huallusa, la mocura y el eucalipto, para la elaboración de mates y hacerse baños a vapor.
“El control en la garita no va a prevenir todo el contagio. Uno mismo tiene que tomar conciencia, pero si queremos buscar responsables debe asumir el Ministerio de Salud, porque en los primeros días ha faltado información, nos encerraban, pero muchos no sabían lo que pasaba. Nosotros pedíamos que se pronuncien desde un inicio, pero acá las enfermeras estaban de miedo, ellas decían si llega el virus acá, nosotras renunciamos; esa es la verdad”, contó Gonzales.
“Nos pasean con los hospitales de contingencia”
Otra de las comunidades que ha sido alcanzada por el virus es Kirigueti que, hasta la fecha, registra 29 casos positivos. La mayoría ya fue dada de alta, mientras que el resto permanece en sus viviendas o instituciones educativas haciendo su aislamiento, de acuerdo al grado de contagio, según reporta la jefa, Ruth Vargas Mojino, que alertó la presencia de personas ajenas a la comunidad que ingresan burlando los controles de seguridad; por lo que teme que el virus llegue a las cabeceras, donde el acceso es aún más difícil por la distancia.
Aquí, también está el puesto de la Misión de los Dominicos, quienes vienen repartiendo implementos de aseo y bioseguridad para la población y personal de salud; donaciones que han sido hechas por congregaciones religiosas, que incluye un concentrador de oxígeno para el establecimiento que cuenta con un médico, dos enfermeras y una obstetra.
“Las pruebas y medicamentos que nos trae la Red de Salud son mínimo, sino fuera por la ayuda de la Misión y en parte, por algunas empresas, no habríamos tenido apoyo. Aquí, la Red recién está interviniendo cuando se ha registrado casos. Han esperado a última hora y encima para traernos migajas”, manifestó.
Al ser Kirigueti una de las comunidades céntricas del Bajo Urubamba y con alrededor de 2 mil habitantes, la Municipalidad de Megantoni ha proyectado construir uno de los dos hospitales de contingencia contra la COVID-19. Según el compromiso asumido junto a la Dirección Regional de Salud del Cusco, este debió empezar a fines del mes de julio, pero hasta la fecha no hay nada. “Nosotros hemos donado el terreno, ya hay un presupuesto destinado y el alcalde nos tiene paseando con la construcción desde hace meses”, agregó.
“Utilizamos los fondos de la comunidad para comprar pruebas rápidas”
La comunidad nativa de Nueva Luz tampoco se ha salvado del contagio. La Red de Salud ha reportado 15 casos. Luz Mentiani Cruz, jefa de la comunidad, expresó sentirse preocupada por no contar con personal médico para afrontar la enfermedad. Incluso, a uno de los técnicos lo han derivado para otra comunidad.
“De seguir incrementado no se que voy hacer, pedimos nos restituyan el personal y envíen un médico. Para nosotros estos reclamos no son recientes, lo venimos pidiendo desde hace tiempo y siempre nos ponen excusas y ya se olvidan, no valoran la vida de los indígenas”, demandó.
Mentiani cuenta que desde un inicio, con la junta directiva en una asamblea, determinaron utilizar los fondos de la comunidad para la compra de un lote de pruebas rápidas e implementos de aseo, seguridad y víveres que se entregaron a las 315 familias que habitan en la zona. A esta ayuda, también se han sumado el de algunas empresas.
Se refirió además al proyecto paralizado, por parte de la Municipalidad de Megantoni, en el mantenimiento de la posta médica, que espera puedan priorizar.
Otras comunidades nativas donde se registra casos son: Puerto Rico (29), Sensa (15), asentamiento rural Mishahua (11) y asentamiento rural Dubai (7).
“Nadie sale, ni entra a la comunidad”
En medio de esta situación, felizmente hay comunidades donde no ha llegado el virus. Tal es el caso de la comunidad nativa de Nuevo Mundo. Su jefe, Wilson Ríos Rodríguez cuenta que “siguen resistiendo”. La primera orden fue que nadie salga ni entre a la comunidad. Asimismo, refiere que tienen instaladas dos garitas de control. Una en el lugar que colinda con la comunidad nativa de Nueva Vida y otra en la zona que limita con Kirigueti. Dentro de la comunidad también se hace control a cargo de grupos de seguridad ciudadana y con apoyo de militares.
El dirigente dice que por ahora están bien, no hay ningún infectado, pero manifiesta tener miedo porque si llegara el virus los va a encontrar con una posta médica desabastecida al igual que sucede en toda la zona cusqueña del Bajo Urubamba. “La esperanza de todos son las instalaciones de los hospitales de contingencia, pero hasta ahora no hay información de cuando iniciará, aquí también hay otras enfermedades y se necesita priorizar nuestra atención en salud”, lamenta.
Al igual que en Nueva Luz, cuenta que también han utilizado los fondos de la comunidad para comprar algunos medicamentos como paracetamol e ivermectina, además de mascarillas y otros implementos de aseo y seguridad. Con respecto a la llegada de los alimentos de primera necesidad, esta se da cada 30 días que llegan desde Atalaya y Sepahua.
“No tenemos ni un termómetro en la posta”
Al sur del Bajo Urubamba, esta la comunidad nativa de Timpía con un aproximado de 1300 habitantes. La situación aquí no es diferente, con una posta sin médicos, únicamente un enfermero y dos técnicos para atender a la población de presentarse una emergencia, así lo expresa Yaquelin Andrés Piño, subjefa de la comunidad.
Ella dice haber perdido la esperanza en las autoridades que nunca se han acordado por solucionar sus principales problemáticas, como es mejorar el servicio de salud. “Si el virus llega nos encontraría así, sin nada. Han adjudicado un médico para Timpía, pero prácticamente nos los han quitado -así lo sentimos- se lo han llevado para Miaría, donde hay más casos, pero aquí también nos dejan expuestos”, señaló.
Los reclamos hacia su principal autoridad, el alcalde Daniel Ríos, aquí tampoco se hacen esperar, y es que piden explicaciones por el retraso en la entrega del centro de salud de nivel I-III que está en un 94%. Aquí lo que falta es el equipamiento que le corresponde a la Municipalidad de Megantoni que, a través de sus redes sociales, anunció que a fines del mes de julio “cumplirían con su palabra” para la entrega de la obra e inaugurarla, pero todo esto quedo solo en publicaciones.
Hasta la fecha no hay pronunciación sobre el tema. Según un informe sobre la intervención de la Diresa Cusco en los establecimientos de salud de Megantoni, esta obra se encontraría paralizada, debido a que existe demora por parte del equipo técnico de la municipalidad en el levantamiento de observaciones.
“Hemos enviado oficios incluso al gobierno central para que nos ayude a acelerar estos procesos, pero no tenemos respuesta. Aquí esperan que haya casos para recién actuar y ponerse las pilas. Este centro médico será para todos, pero hasta ahora no tenemos ni un termómetro como para decir que nos están apoyando”, sentenció.
Al cierre de esta edición la subjefa de la comunidad nos hizo llegar un oficio, dirigido al director de la Red de Salud La Convención, solicitando con urgencia la asignación de un médico para el puesto de salud.